
Coatí rojo
Nasua Nasua

El Coati rojo, un habitante inteligente del zoológico de Martinica
El coatí rojo (Nasua nasua) es un pequeño mamífero originario de América del Sur. Se encuentra en bosques tropicales, sabanas boscosas y zonas montañosas donde evoluciona con facilidad. Pertenece a la familia Procyonidae y comparte con mapache un hocico móvil y manos pequeñas capaces de manipular objetos y alimentos.
Clasificado como de menor preocupación (LC) por la UICN, mantiene poblaciones estables en la mayor parte de su área de distribución. Su adaptabilidad le permite vivir en ambientes variados, incluso en áreas transformadas por la actividad humana. Buen escalador y buen excavador, desempeña un papel en el equilibrio de los bosques tropicales al consumir insectos, animales pequeños y frutos cuyas semillas dispersa.
El coatí rojo mide entre 40 y 70 cm y tiene una cola larga y rayada que es casi tan grande como su cuerpo. Su largo hocico le permite buscar comida en el suelo, los árboles y las rocas. Es omnívora y consume frutas, huevos, invertebrados, pequeños reptiles y, a veces, roedores.
Especie diurna, se mueve mucho durante el día. Las hembras y las crías viven juntas, mientras que los machos adultos son más solitarios. Esta organización ayuda al grupo a identificar los peligros, incluidos los principales depredadores, y a proteger a las personas más vulnerables.
En el zoológico de Martinica, cuatro coatíes evolucionan en una zona boscosa: dos machos y dos hembras. Su constante actividad y curiosidad atraen rápidamente a los visitantes que los ven trepar, hurgar en el suelo o buscar comida.















Quelques anecdotes

Un sentido del olfato muy desarrollado
El coatí usa su hocico flexible para analizar su entorno. Gracias a un olfato muy preciso, identifica insectos, frutos maduros o huellas dejadas por otros animales. Esta sensibilidad le permite encontrar comida rápidamente incluso en una vegetación densa.

Viajes perfectamente coordinados
Cuando viven en grupos, los coatíes se comunican con gritos cortos y posturas rápidas. Estas señales les ayudan a mantenerse en contacto y a seguir el mismo camino. Esta coordinación facilita sus movimientos en la maleza y refuerza la seguridad del grupo.
