
Martucha
Potos flavus

El Martucha, un discreto noctámbulo en los bosques tropicales
La Martucha (Fotos flavus) es un mamífero arbóreo originario de América Central y del Sur. Poco conocido por el público en general, pasa la mayor parte de su vida en los árboles, donde se mueve con una agilidad asombrosa. Su pelaje ligero, su silueta compacta y sus grandes ojos adaptados a la visión nocturna le dan un aspecto singular, en ocasiones comparado con el de un osito de peluche pequeño.
La especie está clasificada como de menor preocupación (LC) por la UICN. Su situación permanece estable en general, pero depende en gran medida de la conservación de los bosques tropicales. La desaparición de grandes árboles limita sus áreas de descanso y sus fuentes de alimento, un desafío que comparten otras especies forestales, como capuchina marrón O el Coatí Roux.
La Martucha mide entre 40 y 60 cm, sin incluir la cola. Este último es totalmente prensil y casi tan largo como su cuerpo. Se usa para sostenerse y para mantener el equilibrio mientras se mueve a través del dosel. Estrictamente nocturno, se activa al caer la noche y explora las ramas con discreción.
Su dieta es principalmente frugívora. Consume fruta madura, néctar, flores y ocasionalmente insectos. Su lengua larga y delgada le permite alcanzar el néctar que se encuentra en la parte inferior de las flores, un comportamiento similar al de ciertas aves como colibrí. Al alimentarse, participa en la polinización y la dispersión de semillas.
En el zoológico de Martinica, la Martucha te permite acercarte al estilo de vida de los mamíferos arbóreos y nocturnos.















Quelques anecdotes

Atilla y Kerka, los martuchas de Latouche
El zoológico de Martinica da la bienvenida a dos kinkajous: Atilla, el macho, y Kerka, la hembra. Su observación nos permite comprender mejor la adaptación de este mamífero a la vida en los árboles y a los ritmos de la selva tropical.

Un cuerpo hecho para trepar
La martoucha tiene una flexibilidad extraordinaria. Sus tobillos pueden girar ampliamente, lo que le permite descender con los troncos boca abajo o colgarse debajo de las ramas. Esta habilidad, poco frecuente en los mamíferos, los convierte en escaladores particularmente eficaces en un entorno denso.
